Tercera navidad sin la Señorita Lucia. Ya llegó y está a la vuelta de la esquina, pero creo que esta vez me alcanzó más reflexiva y práctica.
Este año no armé árbol, ni colgué luces o adornos, ni tampoco hice pesebre Eso sí no dejaré de de hacer los buñuelos (amasijos colombianos) y la natilla, tan típica de nuestro país y que me gusta con dulce de mora y arequipe (dulce de leche colombiano).
Me parece que es una mezcla de cansancio, falta de tiempo, pereza de armar todo sola y luego tener que desbaratarlo sola, el apartamento pequeño y algo de ganas de tener profundos cambios; diría que es un dejo de rebeldía.
Me pregunto acerca de las tradiciones ..¿para qué existen?. No creo que de niña o adolescente hubiera concebido una navidad sin árbol y sin adornos. Pero las tradiciones son buenas si hay con quien compartirlas, de lo contrario se convierten en una esclavitud.
Y últimamente hemos estado muy solos. La mayoría de la familia fuera del país y las reuniones navideñas se convirtieron al final en una cuestión de "ir para no desairar" y esperar que fueran rápido las doce de la noche para volver a casa.
No siempre fue así; nuestras reuniones de 50 o más personas, el árbol, la música, las cartas al niño Dios, las risas y los regalos eran momentos hermosos que hacían de esa época algo especial.
Pero ahora lo que quiera hacer lo haré porque lo disfruto y no por seguir la tradición. Es una navidad diferente. Habrá cena con amigos y no con familiares. Una manera nueva de hacerlo.
En todo caso me siento muy tranquila.y quiero pasarla bien con mis hijos y con mi esposo y logicamente con los amigos.
Que descubramos el verdadero sentido de estas épocas y que ojala podamos vivirlas en el corazón todo el año. Que el verdadero Jesús nazca y more con nosotros , ahí en lo profundo de los corazones y que la paz se arraigue en nuestra mente y en nuestro espíritu.
¡Feliz navidad a todos!