Tengo que admitir que sin Dios no es posible nada. No importa cuanto tratemos de salir , de avanzar, de crear nuestros propios círculos de comodidad y de vida ciega para satisfacer nuestros caprichos y mantenernos contentos con nosotros mismos, Dios nos lleva siempre a un lugar mucho mas espinoso que nos permita reconocernos verdaderamente, vernos cara a a cara, encontrarnos con las tenebrosas facetas de nuestra alma y buscar la restauración.
¡Qué horror es reconocer que no eres eso que suponías!. Qué horror es juzgar a los demás y no ver la propia viga en tu ojo!. Cuando miras a los ojos tus faltas y tus pecados, te sientes abatido y desolado. Bendito sea nuestro Dios que siempre tiene para nosotros esperanza y sanidad.